Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Timoteo 2, 8-26

8 Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos,
descendiente de David, según mi Evangelio;

9 por él estoy sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero
la Palabra de Dios no está encadenada.

10 Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos
alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna.

11 Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él, también
viviremos con él;

12 si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le
negamos, también él nos negará;

13 si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí
mismo.

14 Esto has de enseñar; y conjura en presencia de Dios que se eviten
las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para perdición
de los que las oyen.

15 Procura cuidadosamente presentarte ante Dios como hombre
probado, como obrero que no tiene por qué avergonzarse, como fiel
distribuidor de la Palabra de la verdad.

16 Evita las palabrerías profanas, pues los que a ellas se dan crecerán
cada vez más en impiedad,

17 y su palabra irá cundiendo como gangrena. Himeneo y Fileto son
de éstos:

18 se han desviado de la verdad al afirmar que la resurrección ya ha
sucedido; y pervierten la fe de algunos.

19 Sin embargo el sólido fundamento puesto por Dios se mantiene
firme, marcado con este sello: = El Señor conoce a los que son suyos; = y:
Apártese de la iniquidad todo el que = pronuncia el nombre del Señor. =

20 En una casa grande no hay solamente utensilios de oro y de plata,
sino también de madera y de barro; y unos son para usos nobles y otros para
usos viles.

21 Si, pues, alguno se mantiene limpio de estas faltas, será un
utensilio para uso noble, santificado y útil para su Dueño, dispuesto
para
toda obra buena.

22 Huye de las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la
fe, de la caridad, de la paz, en unión de los que invocan al
Señor con
corazón puro.

23 Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien
que
engendran altercados.

24 Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable,
con todos, pronto a enseñar, sufrido,

25 y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les
otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad,


26 y volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los
tiene cautivos, rendidos a su voluntad.